EL PERIODO DE ADAPTACIÓN EN LA ESCUELA INFANTIL
.La primera vez que un niño o niña va a una escuela infantil supone un cambio muy importante en su vida.
QUÉ TENEMOS QUE HACER?
Lo primero es ponernos en su piel y comprenderlos. Pensad en un niño que se separa de sus padres por primera vez y lo dejan en un sitio que aún no le resulta familiar, al cuidado de personas que no conoce, junto con un grupo de niños nuevos también, y algunos de ellos llorando. A cualquiera, incluso a muchos adultos, le daría una angustia tremenda, ¿verdad?
Los cambios son difíciles de gestionar, sobretodo para los niños de corta edad. Por tanto, es importante que les apoyemos, acompañemos en su proceso de adaptación de la mejor manera posible.
Las familias también sufrís una adaptación, pues también os separáis de vuestro hijo/a o al menos lo dejáis con personas desconocidas, fuera del circulo familiar más próximo por primera vez. Y lo mismo sucede con las educadoras, que también tenemos que adaptarnos pues, cada niño es diferente, hay que conocerle, saber sus gustos y preferencias, y conseguir que disfrute y sea feliz en los primeros momentos, y luego, durante el curso.
Esta nueva situación es importante en la vida del niño, y aunque en algunos casos al principio la separación le resultará dolorosa, los pequeños lo irán asimilando, y gracias a esta nueva experiencia se incrementará su autonomía personal y su grado de socialización.
Es posible que durante este periodo puedan aparecer en el niño conductas de rechazo:
- Desde el punto de vista afectivo y social se observa:
- Niños que lloran: es la manifestación más generalizada.
- Niños que no lloran y participan en la escuela de forma resignada porque la actividad les resulta novedosa, pero en el hogar manifiestan conductas negativas.
- Niños que lloran y se niegan a ser atendidos por extraños.
- Niños que se mantienen aislados, no participan, no se relacionan, permanecen sin moverse.
- Niños que se aferran fuertemente a algún objeto que traen de casa, participan pero con el objeto en la mano.
- Hay niños que desde el punto de vista somático pueden tener alteraciones de sueño, de alimentación, irritabilidad…
Para todo ello va a necesitar que le ofrezcamos una gran comprensión y ayuda, y ésta no consiste en evitar sus sentimientos y conflictos, sino en entenderlos. Y que comprendamos que cada niño tiene un ritmo de adaptación personal que hay que respetar.
Cuando hablamos de la separación mutua de niño-familia, entendemos que no sólo se adapta el niño, sino que los padres van a tener que adaptarse también.
Algunas indicaciones para las familias:
- Vuestra actitud es muy importante. Es necesario actuar con seguridad, y evitar “la culpabilidad.”
- Durante el periodo de adaptación, en la medida de vuestras posibilidades es conveniente que intentéis llevarle y buscarle vosotros, eso le dará seguridad y se acostumbrará antes al cambio.
- NO al chantaje afectivo de “no llores que mamá se va triste”, o la mentira “no llores que mamá viene ahora”.
- Cuando sea la hora de marchar es mejor no alargar la situación: decir adiós con seguridad y alegría. Es importante que no piense que la marcha de los padres es opcional o que si protesta con fuerza impedirá la partida. Despedida cortita.
- Dejaremos que el niño lleve, si así lo desea, su juguete favorito, algo que le sea familiar y le mantenga unido con su hogar.
- No es un buen momento para introducir más cambios en la vida del niño (quitar pañales, cambio de habitación...) Será conveniente esperar a que supere el proceso de adaptación.
- Evitar al recogerle frases como “pobrecito, que le hemos dejado solito”, “¿qué te han hecho?”
- Es posible que surjan pequeñas dificultades, no os alarméis, se está adaptando a muchas cosas, un ritmo, ambiente y personas diferentes.
- Ese pequeño desequilibrio del inicio del curso debe contemplarse desde una actitud serena de normalidad.